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Los resultados de las excavaciones en la localidad de Ipplepen, Reino Unido, que se realizan desde 2009, sugieren que los historiadores deben revisar las fronteras del Imperio romano y su significado completo para el Reino Unido. 

Desde el descubrimiento en 2009 en Ipplepen de monedas romanas, todos los años se realizan más excavaciones. Los denarios, broches, piezas de cerámica y la vía romana que se encontraron permiten suponer que el suroeste de Inglaterra, que antes se creía que había rechazado la influencia de Roma, podría haber sido parte del Imperio.

En una entrevista al diario británico, el profesor de arqueología del paisaje y director de la excavación, Stephen Rippon, ha explicado que "la península del suroeste siempre ha sido vista durante el Imperio romano como una región subdesarrollada y remota de Gran Bretaña, pero de hecho no lo fue". Los descubrimientos sugieren que los habitantes de Ipplepen "seleccionaban y elegían los elementos de la vida e identidad romana que les gustaban", asimismo "adquirieron un gusto para una vida romanizada", sostiene Rippon.

Hasta el momento se creía que la influencia del Imperio romano terminaba en la ciudad de Exeter, a unos 30 kilómetros de la localidad de Ipplepen. Sin embargo, el asentamiento descubierto demuestra que el comercio y la cultura romana entraron en esta parte remota de Inglaterra en los años 50 d. C. durante el imperio de Claudio y tras la invasión de Vespasiano.

Los descubrimientos arqueológicos demuestran que los romanos eran grandes empresarios que practicaban múltiples técnicas, que bien pudieran ser precursoras del 'marketing' actual.

La exposición arqueológica que se celebra en el Mercado de Trajano en Roma demuestra que los romanos eran grandes empresarios y ponían en práctica varias técnicas que recuerdan el 'marketing' de hoy en día, informa la Deutsche Welle.

Varias ánforas, candiles y armaduras para legionarios exhibidas en el evento lucen 'etiquetas' llamativas. Dos frascos para mercurio datados del siglo II o III tienen la marca 'SCV', supuestamente, son las iniciales del vidriero. Una pieza de cerámica de terracota tiene una estampa sobre el fabricante. Las 'etiquetas' en varias piezas han ayudado a los historiadores a concluir, por ejemplo, que las empresas que producían ladrillos y tejas en muchos casos pertenecían a familias de alta posición social.

La cantidad de los productos fabricados era otro punto clave para inspirar confianza y atraer a más clientes. Un alfarero marcó en un jarrón que había cocido 1.540 platos, 300 tazas y 790 cacerolas para seis fabricantes de cerámica. Según sugieren los arqueólogos, de esta manera no solo realizaba la contabilidad, sino que intentaba captar la atención de clientes potenciales.

 

Los empresarios romanos prestaban gran atención a su imagen en la sociedad, incluso después de su muerte. La piedra sepulcral de la tumba de un romano rico reza que "tuvo una reputación impecable" y su "honestidad era impresionante". Este tipo de 'publicidad' pretendía dejar una buena impresión sobre el empresario y ayudar a sus sucesores a seguir con éxito el negocio.

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El Imperio romano fue el tercer periodo de civilización romana en la Antigüedad clásica, posterior a la República romana y caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando hasta llegar a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, momento en que abarcaba desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar Caspio, el mar Rojo y el golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,5 millones de km².

El término es la traducción de la expresión latina «Imperium Romanum», que significa literalmente «El dominio de los romanos». Polibio fue uno de los primeros hombres en documentar la expansión de Roma aún como República. Durante los casi tres siglos anteriores al gobierno del primer emperador, César Augusto, Roma había adquirido mediante numerosos conflictos bélicos grandes extensiones de territorio que fueron divididos en provincias gobernadas directamente por propretores y procónsules, elegidos anualmente por sorteo entre los senadores que habían sido pretores o cónsules el año anterior.

Durante la etapa republicana de Roma su principal competidora fue la ciudad púnica de Cartago, cuya expansión por la cuenca sur y oeste del Mediterráneo occidental rivalizaba con la de Roma y que tras las tres guerras púnicas se convirtió en la primera gran víctima de la República. Las guerras púnicas llevaron a Roma a salir de sus fronteras naturales en la península itálica y a adquirir poco a poco nuevos dominios que debía administrar, como SiciliaCerdeñaCórcegaHispaniaIliria, etc.

Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas para obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal era el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no solo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la autoridad del Senado romano.

El Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Tras la guerra civil que lo enfrentó a Pompeyo y al Senado, César se había erigido en mandatario absoluto de Roma y se había hecho nombrar Dictator perpetuus (dictador vitalicio). Tal osadía no agradó a los miembros más conservadores del Senado romano, que conspiraron contra él y lo asesinaron durante los Idus de marzo dentro del propio Senado, lo que suponía el restablecimiento de la República, cuyo retorno, sin embargo, sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, Octavio, quien se convirtió años más tarde en el primer emperador de Roma, tras derrotar en el campo de batalla, primero a los asesinos de César, y más tarde a su antiguo aliado, Marco Antonio, unido a la reina Cleopatra VII de Egipto en una ambiciosa alianza para conquistar Roma.

A su regreso triunfal de Egipto, convertido desde ese momento en provincia romana, la implantación del sistema político imperial sobre los dominios de Roma deviene imparable, aún manteniendo las formas republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un Imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el vasto Imperio para facilitar su gestión. El Imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande en el año 395, quedó definitivamente dividido.

Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El Senado envió las insignias imperiales a Constantinopla, la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del Imperio de Occidente. El Imperio oriental proseguiría casi un milenio en pie (bajo el moderno nombre historiográfico de Imperio bizantino), hasta que en 1453 Constantinopla cayó bajo el poder otomano.

El legado de Roma fue inmenso; tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del Imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, por medio de sus generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.

Con el colapso del Imperio romano de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio la Edad Media.  Imperio Romano: Se llama Imperio a la ultima etapa de la historia romana, en la que Roma fue gobernada por emperadores. Estos implantaron un gobierno absoluto, concentrando en su persona todos los poderes: políticos, militares, religioso y administrativos. Esta etapa se inicio en el año 29 a.c. con el gobierno de Augusto (Octavio) y concluyo con el gobierno del ultimo emperador romano Romulo Augustulo en el año 476 d.c. debido a las invasiones barbaras del siglo V.

El territorio del Imperio Romano Abarcaba tres continentes: Sur y Oeste de Europa, el Oeste de Asia y el Norte de África. Dentro de sus limites quedaron: Britania, Galia, España, Suiza, los países situados al sur del Rió Danubio, Italia, Grecia, Turquía, Asia Menor y el Norte de África.

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